Banano y piña en Costa Rica enfrentan retos del Cambio Climático: nuevas técnicas buscan proteger cultivos y asegurar producción

6 noviembre 2025

Trabajador agrícola realizando poda en planta de banano en Costa Rica
  • Las variaciones extremas de temperatura y lluvia afectan los ciclos de las frutas, elevan el riesgo de proliferación de enfermedades y comprometen la estabilidad productiva y laboral del sector.
  • Plantaciones aplican prácticas agrícolas como siembra en montículos elevados, podas sanitarias y reforestación para reducir pérdidas y proteger el suelo.

6 de noviembre. El impacto del Cambio Climático ya se refleja en las fincas de banano y piña del Caribe y la Zona Norte de Costa Rica. El 2024 fue el año más cálido de la historia del país y las precipitaciones se incrementaron hasta en un 30% sobre el promedio, según la Organización Meteorológica Mundial.

Estos dos cultivos son pilares de la economía nacional: en conjunto representan cerca del 13% de las exportaciones de bienes y generan más de 77.000 empleos directos, la mayoría de ellos en comunidades rurales donde constituyen la principal fuente de ingresos.

Fyffes, uno de los principales productores y exportadores de banano y piña a nivel mundial y con operaciones en Costa Rica, realizó una evaluación de riesgos climáticos que confirma que los cambios en los patrones de lluvia y temperatura ya están alterando los ciclos productivos.

En San Rafael de Río Cuarto, Alajuela, el exceso de lluvias entre octubre y diciembre retrasó la siembra de piña tanto en 2023 como en 2024. El agua acumulada estresa las plantas, reduce su crecimiento, erosiona los suelos e incrementa la propagación de plagas.

“Los cambios en el clima ya son visibles en nuestras fincas. Debemos actuar ahora para proteger los cultivos, a las personas trabajadoras y las comunidades vecinas”, señaló Pierre Terranova, vocero de Fyffes en Costa Rica.

Técnicas de cultivo resilientes

Las operaciones de Fyffes en Matina, Guácimo, y Sarapiquí (banano), así como en Río Cuarto (piña), ya aplican medidas de adaptación que buscan asegurar la producción y reducir los impactos de lluvias extremas, calor y plagas:

  • Siembra en montículos elevados de piña: esta técnica, aplicada en Río Cuarto, consiste en sembrar sobre hileras de tierra elevadas, lo que facilita el drenaje en temporada de lluvias. Así se evitan raíces ahogadas y se reducen enfermedades asociadas al exceso de humedad.
  • Podas sanitarias en banano: en fincas de Limón se recortan hojas secas o dañadas para impedir que hongos como la Sigatoka y el TR4, dos de las mayores amenazas globales al banano, se propaguen y reduzcan la producción. Estas podas son parte de operativos específicos que responden a picos de calor y lluvia.
  • Reforestación y cobertura vegetal: la vegetación nativa protege contra la erosión, mantiene la fertilidad y actúa como barrera natural frente a plagas. Un 37% de las tierras de Fyffes en Costa Rica están bajo programas de conservación. En total, una quinta parte de los terrenos de la compañía se destinan a proteger la biodiversidad y prevenir la degradación de los suelos.
  • Reducción de emisiones: en 2024 la compañía bajó un 7% sus emisiones directas de gases de efecto invernadero en Costa Rica. La disminución se alcanzó gracias a fertilizantes con menos nitrógeno en la siembra de piña, equipos más eficientes en las plantaciones de banano y mejoras en sistemas de enfriamiento.

Todas estas acciones se detallan en el Reporte de Sostenibilidad 2023-2024 de Fyffes, recién publicado, el cual rinde cuentas sobre la operación de la compañía.

El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) advierte que en las próximas décadas la temperatura promedio en Costa Rica podría aumentar entre 1 °C y 4,8 °C. Esto implicaría menor disponibilidad de agua, mayor proliferación de plagas y cambios en los ciclos de siembra y cosecha.

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